Por arte entendemos toda obra de ingenio humano única y capaz de despertar una respuesta emocional. Por artesanía la repetición de la la misma obra única, es decir aquellos que pintan
paisajes con pinceles para pintar arbolitos (aunque suene a broma cosas así se venden en las tiendas para artistas y muchas otras cosas más) y otros usos parecidos de flojera para el ingenio.
En Estados Unidos y con cierto éxito en un programa de televisión un pintor que en aquellas tierras goza de bastante fama enseña a pintar paisajes con trucos, trazos de espátulas que son montañas (la típica montaña nevada suiza aunque se viva en Arizona) lagos con manchas para los brillos directamente desde el tubo y una amplia serie de trucos parecidos.
Esto evidentemente no es Arte, es artesanía y cualquiera que quisiera acercarse al mundo del análisis figurativo ese tipo de “arte” y de pintores son tan recomendables para la salud mental como abrir latas de atún a bocados.
Cada obra, cada pintura es única y necesita de una comprensión y forma de resolver y abordar también única. Una discusión demasiado vieja en el mundo del Arte es la del “ojo virgen”, es decir ¿Interesa educar el ojo, desvirtuarlo de su primitiva esencia al formarlo por ejemplo en el estudio de las Bellas Artes o la Historia del Arte?.
Como ejemplo podríamos hablar de un ojo absolutamente virgen, supongamos una persona de una naturaleza absolutamente primaria, por ejemplo un camionero de estos que conducen 28 horas al día de las 24 horas que tiene, un albañil con el moreno de cubrir todas las obras y chapuzas que su espalda no le permite, un concejal o un funcionario enchufado (de estos que hablan de arte
según el canon que propone la última revista de turno dirigida por el hortera de turno).
Seguro que al ver por ejemplo un cuadro de Picasso exclamarán lo que tantas veces hemos oído “Vaya mierda! Si eso lo hace mi “shiquillo”.
Pero si la misma persona la sometemos al “martirio” de que estudie Bellas Artes e Historia del Arte probablemente su opinión cambie, entonces se habla de ojo virgen u ojo elaborado. La eterna
discusión en la historia del arte es “¿Es más válido el ojo virgen o crudo o el ojo educado?.
Y por “freaky” podemos entender una persona empeñada en la extravagancia por sí misma y como pretexto, según el diccionario de la Real Academia Española extravagante corresponde a “Que se hace o dice fuera del orden o común modo de obrar” y en este cajón de sastre podrían entrar muchos artistas, pero no todos los que son extravagantes son artistas y tampoco todos los artistas son extravagantes, aunque freaky en origen no signifique literalmente eso se viene entendiendo como una persona empeñada en la extravagancia por sí misma, es decir, pretender por un momento que la extravagancia por sí misma ya nos convierte en personas de ingenio.
Es hora de desmitificar, un artista no tiene porque ser freaky, una persona que no se lava tampoco es un artista sino un guarro, los artistas necesariamente no tienen porque drogarse o ser borrachos, eso solo lo hacen almas atormentadas o inmaduras. Y la idea esa de que todo artista genial es incomprendido y el artista incomprendido sufre es otro mito más de la mediocridad, solo sufre la frustración y la mediocridad, el “quiero y no puedo”.
Como dijera Antonio Gala en una de sus novelas “El mundo del arte está lleno de vanidosos y fenicios más preocupados de lo que venden que de lo que realizan”.
El artista, genial o no (muy poca gente en su tiempo es reconocida como innovadora) se realiza y goza simplemente pintando o creando, y se la machaca el reconocimiento ajeno, realmente sufriría y se frustraría si le impidieran pintar.
Existen los dos extremos, de un lado las tesis de Andy Warhol por las que “El dólar es una forma como otra cualquiera de demostrar el éxito” y de otro lado las tesis orientales por las que el éxito
solo trata de gozar con lo que se tiene, más o menos aquello de Epicureo de “No es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita”.
En este mundo del arte podríamos encontrar como en todas las parcelas elementos parasitarios que hay que soportarlos como males necesarios. Y podrían obedecer a esta clasificación: más o menos son los críticos institucionalizados (dicen que un crítico solo es un frustrado en la parcela que critica), los críticos improvisados, “El joven aprendiz de pintor” (que magistralmente retrata Sabina: El joven aprendiz de pintor que ayer mismo
juraba que mis cuadros eran su catecismo,
hoy que empieza a ver que el público me hace caso ya no dice que pino también como Picasso.
¿Y que decir de la vecina que jamás saludaba
cada vez que la vida, el azar o el ascensor nos juntaba? Vino ayer a decirme que mi última novela
la excita mucho más que todo Camilo Jose Cela.
Finaliza el grupo de entes parasitarios del mundillo del Arte los lectores de la sección de arte de cualquier revista para pedantes, los llamados “autodidactas” (excepciones meritorias excluidas) de esos que se expresan con orgullo con esta barbaridad “nunca fuí a escuela alguna” en la forma
de quien dice algún mérito ¿se imaginan un ingeniero o un médico diciendo lo mismo?. ¿Por qué el Arte iba a ser distinto?. A no ser !claro! Que meramente le demos al Arte un sentido decorativo,
ese sentido de Arte= Estampita es parte del mismo sistema que lo parasitea. Y finalmente personas tóxicas en general.
Así que ya sentadas las bases en sus extremos por el que Vogue no sienta las bases estéticas de nada que no sean verdaderos mamarrachos, que pese a no tener nada en contra de la homosexualidad
ni ser homófobo asistimos a una especie de dictadura de la moda por parte de ciertos sectores gays, y en el otro extremo la necesidad de aclarar de que un freaky no es un artista y por lo tanto no produce arte como tampoco un señor que no se lava tampoco lo es. Si de la misma manera una persona que se compra una cámara de fotos no se convierte en fotógrafo (en Alemanía hay hasta doctorado en fotografía y es carrera universitaria, en España el título se convalida con dos gin tonics y una revista pedante bajo el brazo un viernes por la noche) Artista o pintor no es cualquiera que se haya comprado una cajita o kit de “mis primeras pinturas con sus pinceles”. Como diría Henry Miller “El arte consiste en llegar a las últimas consecuencias”.
De casualidad llegue hasta aquí, presentas cosas muy interesantes y de forma clara, El tema de la anorexia y como lo manejan los medios me parece muy acertado, ahora, decir que en los campos de concentración Nazis murieron 600.000 personas es faltarle el respeto a las victimas.
ResponderEliminarEs entendible, en España quieren tapar y olvidar a sus muertos, lo prueba el penoso proceso a Garzon, pero tu sabes cuantos españoles murieron en los campos.
Si querés sacarte las dudas te recomiendo visitar Mathausen, podrás revisar y ver el ordenado documental de la administración del campo, los nazis fueron muy prolijos en su administración, y comprobar tu mismo lo que te informo.
Y mira que no estoy hablando de los millones de Judíos que fueron asesinados, solo te estoy nombrando a los Españoles, padres, tíos, madres, seguramente de algún vecino tuyo.
Ten cuidado, no caigas en lo mismo que criticas, no transformes este buen sitio en tu revista Voge.
Desde Uruguay
Daniel
Gracias Daniel digamos que en tu opinión la cifra es inexacta y como no existen aparentemente cifras definitorias puedes aportar las tuyas (que tampoco lo dices).
ResponderEliminar