viernes, 9 de octubre de 2009

ARTE, CENSURA, CRITICA, TOXICOS Y DOBLE MORAL




Arte, obscenidad, censura, miopía y doble moral.


El arte obedece a muchas drásticas clasificaciones, la tradicional entre arte figurativo y esquemático, este último más propio de pueblos nómadas y primitivos y el primero de culturas sedentarias. Además de las tradicionales pugnas entre impresionistas y expresionistas, realistas, hiperealistas
Hace ya unos cuantos años que la universidad de California hizo un estudio entre el tipo de arte que practicaban algunos reclusos observando distintas exposiciones realizadas en distintos centros penitenciarios de Estados Unidos. Pintores, algunos de ellos pese a su naturaleza de presos con cierto ingenio y aptitud, pero lo que llamó la atención de los investigadores fue la predilección por los mundos abstractos o incluso impresionistas de los llamados presos peligrosos, y curiosamente los temas elegidos entre violadores y pederastas eran en su inmensa mayoría tiernas estampitas navideñas o escenas campestres de aspecto dulzón e inocente, cuando no sentidos impresionistas de luces carentes de formas reconocibles que habrían servido para la tesis doctoral de muchos psiquiatras.
Y solo en algunas contadas excepciones pudieron encontrar ciertos desnudos o cuadros de los llamados “escandalosos” para la moral puritana y estos correspondían a los presos por delitos económicos.
En la historia del arte podemos encontrar genios como Velazquez, Dalí, o el fabuloso y nunca suficientemente reconocido maestro Sorolla creadores de eminentes desnudos y escenas escabrosas que pudieron escandalizar la moral farisea de su tiempo, y en cambio sus biografías personales, especialmente en el caso de Sorolla extrañamente correspondían a un hombre de una conducta absolutamente normal y coherente. O si lo prefieren en el mundo de la literatura podemos encontrar un censurado y perseguido Henry Miller (Los Trópicos) tildado de perverso hasta la saciedad con una contradictoria vida absolutamente tierna, sentimental y prendada de un único amor imposible.
Y por el contrario autores de títulos cándidos y rosas en muchos casos terminaron tras las rejas
con biografías que parecieron sacadas de la peor novela de Bukowsky.
Es como si quienes realmente tuvieran una cultura reprimida y enferma sintieran un pudor o un miedo especial en ser descubiertos, y quienes gozaran del lujo de cierto equilibrio interior pudieran permitirse el lujo de jugar con el arte por el arte y los mundos de fantasía.
Estos días preparo una exposición con ciertas tintas de provocación en el arte, un juego de palabras “Bellezas esclavas” o tambien “La esclavitud de la belleza” y las respuestas que he podido recibir de algunas personas creo que por sí solas merecerían un libro pequeño para leer y reir a carcajada limpia una mañana en la playa.
Desde el típico “Por Dios! Que asco! En la vida consentiré convertirme en una esclava”.

Con la respuesta evidente “Gracias por tu respuesta y colaboración (también preparo un ensayo) y a cambio de tu gesto amable permite que te informe de que Leonardo Di Caprio no murió ahogado en el Titanic, él es solo un actor. Igualmente Harrison Ford no puede viajar a la luna y son solo bulos y películas de Hollywood.

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